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EL ACCIONAR DE LA IGLESIA EVANGÉLICA EN MEDIO DE LA PANDEMIA DEL COVID-19

Por Elid Dodanim Magaña M.*

 

El papel de la Iglesia Evangélica ha sido fundamental en el cumplimiento multifuncional de su misión, que es ayudar a quienes han sido mayormente afectados por este nuevo virus; al solidarizarse con el dolor de los que sufren y unir esfuerzos con las organizaciones sociales, en aras de hacer menos dolorosa la situación social que nuestro país, lamenta-blemente atraviesa y enfrenta.

Muchas personas, algunas por ignorancia y otras con la intención de desprestigiarla, ar-gumentan que la Iglesia Evangélica es indiferente ante el dolor del prójimo y tratan de minimizar el trabajo que los creyentes realizan; pues ésta, no usa la acción de los medios masivos para promocionar sus obras.

No obstante, la Iglesia está presente en casi todas las comunidades y participa con alguna organización de bienestar comunitario. Por ejemplo, cuando inició las prácticas de “saniti-zación”, hubo participación activa de nuestros creyentes. Repartieron víveres en algunas comunidades cantonales, en los pueblos y en las ciudades de los catorce departamentos del país. También, un buen número de médicos y enfermeras cristianos están en primera fila, trabajando con amor y empeño por la salud de quienes han sido afectados por el Co-vid-19. Asimismo, la Iglesia está presente en los cuerpos de seguridad, Policía Nacional Civil (PNC) y Ejército Nacional; un buen número de hombres de armas son evangélicos, inmersos dentro de la sociedad, sirviendo al prójimo sin distinción.

Por otra parte, el pastorado evangélico ha realizado su labor por medio de las redes so-ciales. Predican, oran por los enfermos, dan palabras de consuelo, llaman por teléfono para mantener viva su fe, y no perder comunicación con la membresía; ellos saben que hay que preparar a la Iglesia para el gran día del arrebatamiento.

Varios siervos de Dios, guardando los protocolos de protección, han acompañado a la PNC en los vehículos de la policía, orando y predicando en las esquinas de las calles. Otros pas-tores colocaron aparatos de sonido en las puertas de sus casas para anunciar que hay esperanza en Cristo. Como consecuencia, muchos están de nuevo en los caminos del Se-ñor; otros han sido sanados por el poder de Dios, sin ninguna intervención médica. Los cultos en familia ayudan espiritualmente. Resultado de esta pandemia también ha sido que los creyentes practican con mayor intensidad la oración por los enfermos.

El hecho de prohibir las reuniones religiosas no ha sido un impedimento para trabajar en la obra del Señor. Los pastores han enfrentado serias dificultades económicas, pero Dios oyó sus oraciones e intervino, enviando su bendición de diferentes maneras. Dios siempre bendice a sus siervos.

Las iglesias han sido afectadas en lo económico, pues no han recibido ofrendas ni diezmos para el sostén de sus ministros y mantenimiento de su estructura y el pago de los impues-tos. Sin embargo, pueden decir como Abraham: “Dios se proveerá de cordero.”

En este tiempo la fe de los cristianos se ha fortalecido, porque en medio de este valle de sombras de muerte, Dios ha estado presente infundiendo aliento y aderezando mesa, bendiciendo a sus siervos de diferentes maneras. Los pastores han demostrado que viven lo que predican; solo Dios sabe lo que ha hecho para que los ministros del evangelio con su familia tengan su comida a tiempo. Es digno reconocer la acción de nuestros líderes nacionales que ayudan repartiendo víveres y dando apoyo emocional y espiritual a los que están bajo su dirección, apoyados por organizaciones como Convoy of Hope e iglesias del interior y exterior del país. Sin pensar en los riesgos del contagio, muestran su capacidad para servir únicamente por amor.

Se cumple el canto que dice: “En las luchas y en las pruebas, la iglesia sigue caminando; solo se detiene para predicar”. Esto nos permite afirmar que no habrá demonio, ni pan-demia que detenga el accionar de la Iglesia, pues, “ni las puertas del infierno prevalece-rán contra ella.” Detuvieron por ley los cultos en los templos, pero la Iglesia no ha dejado de llevar adelan-te su misión, porque hoy cada hogar cristiano se ha convertido en un centro de adoración e intercesión a Dios, por los afligidos, los contagiados y las almas perdidas. El Señor se ha glorificado en el accionar de la Iglesia en estos tiempos del Covid-19.

*El Pastor Elid Dodanim Magaña Morán dirige la Asamblea de Dios “La Fe” de la Colonia Dina en San Salvador. Está casado con doña Rosa Élida, con quien ha procreado a Ruhammi A., Ammi E. y E. Adriel. Se desempeña como Vocal de la Comisión Editora y Administrativa de LUZ Y VIDA.

 

 
 

 

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