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LIDERAZGO EQUILIBRADO

Por Pastor Elid Dodanim Magaña*

Un líder equilibrado lleva a otros a un objetivo deseado. En las colonias de la capital salvadoreña, es muy común observar a alguien conducir una bicicleta sin frenos, la cual detiene, al poner el pie sobre la llanta, pedaleando sin perder la calma. Además, son capaces de responder una llamada en su celular y llevar a otra persona, en la parte trasera, aun cuando ésta transporte carga en ambas manos. No hay duda que este sujeto mantiene equilibrio mientras avanza hacia su lugar de destino.

Este es un ejemplo de un líder que va hacia la meta propuesta sin dejarse dominar por sus emociones y sentimientos. Sigue adelante sin perder el control de sí. No permite que el tambaleo que le ocasionan los contrapesos de los que van hacia el mismo destino lo hagan desequilibrarse. Este tipo de líder está consciente de que su responsabilidad es pedalear para avanzar y mantener el equilibrio, para no caer en el camino.

Recomendaciones para no caer:

1. No permitir que el pesor de sus propios intereses le hagan perder el equilibrio.

2. No sentirse más importante que la visión, porque eso le hará mostrar un comportamiento no adecuado.

3. No hacerse dueño del grupo que dirige, nunca olvide que su liderazgo depende de una reelección, donde todos dan su voto.

4. Tener cuidado con las determinaciones que toma sin consultar con la corporación.

5. Estar consciente que nadie es indispensable, ni insustituible en el liderazgo que ejerce.

6. Ser humilde para que Dios siempre lo exalte.

7. No olvidar que las finanzas que administra pertenecen a la organización de la cual usted es líder y que su integridad delante de las personas y de Dios, tiene mucho peso y que tarde o temprano tendrá que rendir cuentas.

8. No permitir que éstas, y otras situaciones lo hagan perder el equilibrio y caiga a medio camino.

Una recomendación importante es tener cuidado con los aduladores. Hay un dato interesante en el libro primero de los Reyes, capítulo doce, donde nos habla de la división del pueblo de Israel, por causa de la conducta descontrolada del rey Roboam, que no fue capaz de mantenerse sobrio y evaluar a las personas que le aconsejaron acerca de cómo gobernar, no siguió las directrices de los ancianos que eran dignos de confianza, por la experiencia adquirida en el servicio del reinado de su padre, y aunque le dieron el mejor consejo, él decidió ignorarlo y buscó a otros consejeros que eran sus amigos de infancia, que no sabían nada sobre el tema de la gobernabilidad israelita; éstos le aconsejaron mal, le exaltaron el ego, haciéndole sentir que tenía que ser más fuerte que su padre y eso fue lo que determinó hacer.

Cuando llegó el día de dar la repuesta que el pueblo esperaba para reconocerlo como su rey, Roboam ya estaba desequilibrado emocionalmente, como dicen algunos: “Ya le habían lavado el cerebro los jóvenes consejeros”. Los líderes corren el riesgo de ser manipulados por los aduladores, que buscan quedar bien, para sacar favores o hacerles caer en alguna trampa. Se debe orar por el liderazgo para que Dios siempre les guíe y guarde y con sabiduría celestial, respondan y dirijan al pueblo por el buen camino, para que no suceda lo del Rey Roboam, quien fue el causante de una división en el reino de Israel. Necesitamos orar para que el Señor nos dé un corazón prudente, una mente reflexiva, un espíritu de humildad, y una disposición de servicio.

También, preparar a las nuevas generaciones que tomarán un liderazgo, para que cuando sea su tiempo y oportunidad de servir en el campo, sean líderes equilibrados, que no van a ser causa de división, como lo fue Roboam. Y para los que piensan y sienten que es muy difícil ser líder y salir en victoria, no se desanimen, sigan pedaleando, manténganse en movimiento para poder equilibrarse, y avancen en dirección a la meta propuesta. Medir la distancia entre la verdad y la hipocresía, es de suma importancia; en las iglesias se da este fenómeno. En una reunión del Cuerpo Oficial de una iglesia, estaba el presbítero de distrito y el de zona, tratando de dilucidar una situación de inconformidad del diaconado hacia el ministerio del pastor de la localidad.

El presbítero de distrito le dijo al pastor: “Hermano, el cuerpo oficial ya no está de acuerdo con que usted siga su ministerio en la iglesia”. El pastor escuchó a las autoridades de la obra y preguntó a los diáconos “Hermanos, ¿Qué es lo malo que hice como para que ustedes ya no me quieran como pastor?” Ellos respondieron: “Usted no nos ha hecho ningún mal, además todos los que estamos aquí le amamos y le admiramos, pero la iglesia ya no está de acuerdo con su ministerio”, luego habló el presbítero de la zona y le dijo: “Hermano, los hermanos le aman, pero ya no quieren que usted los pastoree.” El pastor entendió que los representantes de la obra ya habían perdido el equilibrio, e inclinado, a favor del diaconado, tomando una determinación en su contra, sin antes haber escuchado su defensa, razón por la que bajó la guardia y dijo a los líderes de la obra: “Muy bien hermanos, ustedes mandan.”

Pero entre confidencias de amigos este pastor dijo: “Yo sabía que si llevaba este asunto a la iglesia, hubiera ganado con la mayor parte de ellos, para seguir ejerciendo el ministerio pastoral; pero iba a quedar mal con las autoridades de la obra y cuando tuviera otro problema, me iban a abandonar, tomándome como pastor rebelde, por eso determiné que me dieran traslado, antes que dividir la obra.” Otro caso es el del rey Salomón, quien fue puesto a prueba en su sabiduría e inteligencia emocional. “En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante él. Y dijo una de ellas: ¡Ah, Señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa.

Aconteció al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa. Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. Y se levantó a medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto.” 1º Reyes 3:16-20.

Esta mujer planteó el problema fácilmente, para que el rey diera su veredicto de inmediato, sin considerar la defensa de la contraparte. Pero al llegar la otra mujer dio su propia versión de los hechos y lo hizo de tal manera que no era fácil saber quién decía la verdad. Ante tan complicada situación, el rey tuvo que mantener el equilibrio emocional, sin dejarse impresionar por la primera mujer.

Tampoco, ir alocadamente y dar su juicio en contra de la otra. La actitud del rey demostró la madurez que había en él, al pedir que le trajeran una espada y partir el niño en dos y dar la mitad a cada una de ellas. Ante este posible hecho, una mujer estaba de acuerdo con tal decisión; mientras que la otra, cedía su derecho con solo que su hijo viviera. Entonces Salomón entregó al niño a la verdadera madre.

Caso justamente resuelto por un líder equilibrado. Finalmente, un liderazgo equilibrado es aquel que:

1- Sabe llevar a otros al objetivo deseado.

2- Está consciente de su responsabilidad.

3- Tiene cuidado con los aduladores.

4- Mide la distancia entre la verdad y la hipocresía.

5- Sabe que le pueden poner a prueba su inteligencia emocional.

Necesitamos que Dios nos controle el carácter y que el Espíritu Santo gobierne el temperamento, para que nuestro accionar esté relacionado con el fruto del Espíritu, porque solo así, podremos mostrar un liderazgo equilibrado. El autor es Vocal de la Revista Luz y Vida.

 *El autor es Vocal de la Revista Luz y Vida.

 

 

 
 

 

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