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FAMILIAS MISIONERAS PIONERAS EN LA EVANGELIZACIÓN

EN EL SALVADOR

Por Oscar Enrique Barillas y Cristóbal Ramírez*

 

Las familias misioneras procedentes de los Estados Unidos fueron muchas. Su trabajo fue determinante en la expansión evangélica en suelo cuscatleco. Además de los muy populares Ralph D. Williams y familia, también hubo otros pioneros que se sumaron a la tarea. Mencionaremos algunas de ellas, quienes a nuestro juicio, hicieron un trabajo significativo en Las Asambleas de Dios de El Salvador.


Familia Hodges
Melvin Lyle Hodges nació en Washington el 8 de julio de 1909. Fue uno de los siete hijos nacidos en el hogar del Rev. Charles E. Hodges y señora. Su padre, erudito en el idioma griego, había sido ministro metodista, pero poco antes del nacimiento de Melvin, recibió la luz de pentecostés y se convirtió en ministro pentecostal.


A los diez años de edad recibió el bautismo en el Espíritu Santo. Al mismo ti­empo, sintió un claro llamado para ir a  las misiones. A los diecisiete años, sabía que el Se­ñor quería que predicara el evangelio. Comenzó a predicar en las calles de su  ciudad. Se unió a un equipo evan­gelístico y poco tiempo después se convirtió en Pastor de una iglesia en la ciudad de Wyoming.
El 2 de diciembre

de 1928  contrajo matrimonio  con Loida Crews, la joven que Dios había escogido para que fuera la reina de su corazón, la madre de sus tres hijos y la abnegada compañera de sus labores. Después de responder al llamado de Dios sobre sus vidas para que entraran al servicio de las misiones, fueron nombrados oficialmente por la División de Misiones Foráneas de las Asambleas de Dios de Estados Unidos,  el 1 de septiembre de 1935. En marzo de 1936 salieron rumbo a su primer período misionero en El Salvador, América Central. Llegaron a El Salvador en 1940 y fue su principal preo­cupación formar teólogos de gran capacidad y convicción, en los que descansara la Obra .


Durante el primer año de este periodo, ayudaron a Ralph Williams en el trabajo del Instituto Bíblico. Los años restantes los pasaron en Nicaragua, donde Melvin fundó el Instituto Bíblico de Matagalpa. Muy pronto comprendió  que la preparación de obreros nacionales era la clave para evangelizar cualquier país; así que, junto a otros pioneros de las misiones, planificó programas de estudio e hizo los preparativos para los primeros institutos bíblicos organizados en un campo misionero que es hoy reconocido como modelo en todo el mundo.


Durante su segundo periodo trabajaron dos años más en Nicaragua, para regresar después a El Salvador, donde él ocupó el cargo de Superintendente de la obra salvadoreña por cuatro años.
En 1945 regresaron a los Estados Unidos y asumió el cargo de editor de Missionary Challenge (“Reto Misionero”), una de las primeras publicaciones de la división de Misiones Foráneas. Sin embargo, en 1950 regresaron a El Salvador, donde trabajó como Coordinador de Misiones para América Central.


En 1953 la División de Misiones Foráneas le pidió a Melvin que escribiera un libro acerca de  los principios de fundación de iglesias que estaban produciendo resultados tan asombrosos en América Latina. El resultado fue la redacción y publicación de dos libros, El Desafío Misionero y Edi­ficaré mi Iglesia. Éstos ayudaron a dar forma a las normas misioneras, no solo de las Asambleas de Dios, sino también de muchos otros grupos misioneros evangélicos.


Durante el otoño de aquel mismo año Melvin fue nombrado Director de Misiones para América Latina y el Caribe. Durante sus años como Director, supervisó los esfuerzos misioneros en veintiséis países. También estimuló el desarrollo de ministerios especializados en evangelismo, escuela dominical, educación cristiana y promoción de literatura. Uno de los primeros proyectos que ayudó a orientar fue Editorial Vida, que actualmente publica y distribuye toneladas de literatura evangelística y de Escuela Dominical por todo el mundo. Otro pro­grama impulsado por él es el Servicio de Educación Cristiana, que sigue ayudando a elevar el nivel educativo de los pastores y dirigentes en América Latina, y sirve como modelo de educación teológica por extensión.


El hermano Hodges inició también muchas conferencias regionales como  CADSA,  CELAD y su equivalente en el Caribe, el CFAGE. A finales de 1973 dejó su posición como Director de Misiones, que desepeñó durante veinte años, y pasó a formar parte del personal del recién fundado Seminario Teológico de las Asambleas de Dios, como Profesor Asociado de Misiones y Coordinador de Ciencias Misioneras. Se retiró del Seminario en el verano de 1985.


Además de escribir varios libros publicó más de trescientos artículos en di­versas revistas evangélicas. Falleció el 25 de febrero de 1988, a raíz de un ataque al corazón. Le sobreviven su esposa Loyda, sus hijos Gilbert E., Miriam Jack son Haynes y Phillis Weaber, sus dos hermanos Owen y Hardy, sus dos hermanas Vera Hammond y Rudy Littlefield, sus nietos y biznietos.
Este verso describe de manera muy ad­ecuada su vida: “Cuando hables de tu vida sólo podrás describir su forma y sus sombras; nunca podrás describir sus vívidos colores ni su calidad” (Somersert).


Con su bondadoso espíritu y madurez en las cosa espirituales, sigue siendo una con­stante inspiración que nos recuerda que es más importante lo que Dios puede hacer en nosotros que aquello que puede hacer a través de nosotros.

Familia Wilke
Esta familia arribó a El Salvador en el año 1,942. Eral y Rubi Wilke trabajaron con mucho amor por espacio de cuatro años junto a la iglesia salvadoreña. Su ministerio se efectuó básicamente en el oriente del país, y uno de sus aportes en la zona, fue la adquisición de la propiedad del Templo Betel en la Perla de Oriente, San Miguel. Retornaron a su país de origen en el año 1,946.

Familia Stewart
Transcurría el año 1,948 cuando llegaron a El Salvador, Sterling y Loida Stewart. Hicieron de Santa Ana su domicilio y desde allí atendían la obra en todo el país. Ellos contribuyeron enormemente  con la iglesia Betel  y con el Instituto bíblico que funcionaba en la ciudad morena por esos tiempos. En 1,956  se realizó en la ciudad de San Salvador la Gran Campaña con el evangelista Richard Jefrey. Los esposos Stewart viajaba todos los días para apoyar el evento en la música, que hacían con profesionalismo y fervor cristiano. En 1,963 trasladaron su domicilio a la ciudad capital, y asumieron el reto de construir el nuevo edificio donde funcionaría el Instituto Bíblico Betel, centro de formación del pastorado de Las Asambleas de Dios.  Finalmente, no solo se construyó el "Bíblico” sino además, el tabernáculo  y las oficinas centrales de la Conferencia Evangélica de Las Asambleas de Dios. El reverendo Stewart falleció el tres de julio de 1,971 y sus restos fueron sepultados en el Cementerio General de San Salvador. Este gran misionero se llevó en el corazón, la satisfacción del deber cumplido. Su familia regresó a los Estados unidos en el 1,972.
Familia Lindvall
Junto a la familia Stewart vinieron también los esposos Lindvall. Arribaron al país un mes de junio de 1,948. Ellos se caracterizaron por su visión evangelistica de alcance nacional. Su meta era llevar el evangelio hasta los lugares más remotos de El Salvador. Este misionero pasaba la mayor parte de su tiempo en la carretera, asistiendo a confraternidades, juntas de pastores, cursos bíblicos o visitando las iglesias. Trabajó como profesor del Instituto Bíblico “Betel”, colocó pastores en diferentes lugares del territorio. Hizo un aporte significativo en el campo de la Escuela Dominical. Después de dieciocho años de bendecido ministerio, partió hacia Sur América.
Familia Nicodemus
Los Nicodemus, Waldo y Catalina, vinieron al nuestro país el ocho de junio de 1,962, procedentes de Bolivia y Cuba, países donde habían trabajado durante catorce años. (Bolivia, cuatro años y Cuba, diez). En El Salvador sirvieron al Señor por espacio de cinco años, tiempo en el cual, siguiendo la trayectoria de otros misioneros, consagró parte de su tiempo a visitar las iglesias del interior del país. También colaboró como director del Instituto Bíblico “Betel”, donde formó eficazmente a buen número de obreros del Señor. Doña Catalina, además de las obligaciones hogareñas, colaboró con su esposo en la enseñanza de la Palabra de Dios, y en el trabajo de Escuela bíblica dominical. Partieron hacia otro campo misionero en 1,968.

Familia Davenport
El reverendo Glen Davenport y doña Sharon (quien adoptó el nombre castellano de Elena) de Davenport llegaron a El Salvador en diciembre de 1,966. En su primer año de ministerio, se dedicó a visitar las iglesias de todo el país, esfuerzo que le ayudó a establecer buena amistad con muchos  pastores de la Conferencia a nivel nacional. Su segundo año lo dedicó a la enseñanza en el Instituto Bíblico, a la vez que continúo sus visitas a iglesias del interior del territorio. También desempeñó el cargo de director del Instituto Bíblico Betel en San Salvador.   El 1 de enero de 1,971, fue un día gris para la familia Davenport. En esta fecha falleció Cheryl Ivonne, hija mayor de la familia. Sus restos fueron velados en el Centro Evangelístico, en compañía de un buen número de hermanos y amigos de la familia. A pesar de esta irreparable pérdida, los esposos Davenport continuaron su ministerio por varios años en nuestro país, esta vez en el campo de la enseñanza. De El Salvador, a causa de la difícil situación política en nuestro país, sirivieron varios años como misioneros a Costa Rica. Después de servir como Director de ISUM muchos años,  todavía continúan activos como maestros en Instituto de Superación Ministerial.


Familia Calkins
El reverendo Harold y su esposa Betty vinieron a El Salvador en el mes de mayo de 1,967. Con mucho entusiasmo recorrió el país visitando iglesias y celebrando campañas evangelísticas en plazas públicas de muchos pueblos de la República. Como un connotado maestro que con sus enseñanzas bendice al pueblo de Dios, también sirvió en calidad de Director del Instituto Bíblico “Betel”. Es un prolífico compositor y sus himnos, traducidos al español, traen bendición a los corazones de quienes los entonan en cualquier parte. Los pastores y miembros del Centro Evangelístico guardan un cariño especial a este misionero por su valiosa colaboración en la Escuela Dominical y otras dependencias  de la iglesia. En la actualidad el hermano “Haroldo” sigue sirviendo como asistente del Director Nacional de Escuela Dominial de Estados Unidos.

 

 

 

*Adaptado del libro inédito “Así llegó el Pentecostés, Un capítulo en la historia de El Salvador”, pp. 42-43 e ¨Historia de las Asambleas de Dios de El Salvador”, 1972.

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

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