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EL ROL DE LA ESPOSA DEL MINISTRO EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Por Pacita de Bolaños*

 

Transcurría el mes de julio del año 2020, el COVID-19 alcanzó a mi esposo y a mí, al mismo tiempo. También, y en la misma fecha, nuestras tres hijas con sus grupos familiares, fueron infectados con ese mal. Gracias a Dios, él proveyó un médico para llevarnos en control. Fueron tiempos difíciles. No podíamos visitar, ni recibir visita de cualquiera de nuestros hijos. Estábamos solos.

Con mi esposo clamamos juntos al Señor cuando nos faltaba la respiración o nos entraban las fiebres y los fuertes dolores en los huesos; enfrentamos la pérdida del olfato, el gusto y el apetito. Llegó el momento cuando ya no soportamos más aquella enfermedad, y le pedimos al Señor que mejor nos llevara al cielo. Pero Dios tuvo compasión por nosotros y nos sanó y ello me ayudó a reconocer el importante rol de la esposa del ministro:

1. La esposa debe ser un respaldo con la oración.

La oración por el esposo es de gran ayuda. Una de las bendiciones que nos ha dejado esta pandemia es la celebración de nuestros cultos devocionales en familia, ya sea presencial o virtual. Una vez por semana estamos conectados con nuestros hijos celebrando nuestro culto familiar. En ese tiempo tenemos la oportunidad de orar los unos por los otros y animarnos por medio de la Palabra de Dios.

En aquellos días crueles y pasando por los síntomas del virus, Dios me permitió clamar por mi esposo y él hacía lo mismo por mí. Estoy segura que mis oraciones le reconfortaban, pues tenemos un Dios que se compadece de nuestras aflicciones y nos ayuda. Su Palabra dice en Salmos 34:19: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová”.

Si el caso fuere que la esposa de un ministro esté luchando en este tiempo con la enfermedad de su esposo, le aconsejo que se pare firme en las promesas del Señor; Él los sacará en victoria en estos momentos de aflicción.

2. El apoyo moral de la esposa es indispensable.

No hay cosa más triste para el esposo pastor, que no pueda contar con el apoyo moral y espiritual de parte de su esposa.

Testifico que Dios nos ha ayudado en estas situaciones, ya que, cuando mi esposo ha estado desanimado, con la ayuda de Dios he podido darle palabras de ánimo para que siga adelante en el ministerio que Dios le ha dado.

Los efectos del virus habían desalentado a mi esposo, por la pérdida de peso, a raíz de la falta de apetito. Allí hice mi función, aunque estaba pasando por semejante enfermedad, llegué hasta rogarlo para que tomara sus alimentos. Gracias a Dios, se ha recuperado muy bien.

3. La buena actitud de la esposa sirve de estímulo al esposo.

He constatado que la actitud de la esposa del Pastor en momentos de dificultad le sirve de estímulo para continuar su ministerio. Por eso, aconsejo a las esposas de ministros que den palabras de ánimo a sus amados esposos; que los conforten en toda forma, de tal manera que se sientan impulsados a desempeñar su tarea.

4. Dedicar tiempo juntos.

Casi siempre el Pastor pasa su tiempo fuera del hogar, atendiendo los asuntos del ministerio. Mi esposo, en su cargo de Superintendente, debe tomar mucho de su tiempo para atender la obra del Señor. Pero los meses de encierro permitieron que pudiéramos pasar más tiempo juntos, lo cual no había sido posible años atrás. Nos permitió celebrar el culto en pareja. Ha sido muy bueno volver a cantar, orar y testificar juntos durante la pandemia.

La esposa del ministro puede buscar la manera de disfrutar de un tiempo junto con su esposo. Puede ser cualquier actividad que les permita sentirse bien, uno al lado del otro. Pueden leer la Biblia juntos, orar, cantar alabanzas, ver televisión o conversar mientras toman café.

5. La esposa debe apoyar la visión ministerial de su esposo.

Una de las funciones vitales del rol de la esposa del ministro es que apoye fielmente la visión ministerial de su compañero. A veces, esto va a requerir que se sacrifiquen varias cosas; por ejemplo: algo de nuestro tiempo juntos. No obstante, esto servirá para que los planes y visiones que Dios le ha dado al esposo, se puedan realizar. La esposa debe apoyar las estrategias y ser parte del trabajo en la obra del Señor. Ella también puede aportar consejos y formas de trabajar.

6. Estar dispuestos a someterse a la voluntad de Dios.

Uno de los dolores más grandes que ha traído la pandemia, es la separación temporal de un ser querido, ya sean amigos, vecinos o consiervos en el ministerio; un familiar, sea un hijo, hija, padres, esposa o esposo. Lo cual nos hace recordar que algún día todos vamos a morir, porque “…está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. Hebreos 9:27.

Si acaso alguna esposa de ministro, lectora de este artículo, le ha tocado perder a su amado en estos días difíciles de la pandemia, no tengo menos que orar por usted, a fin de que el Espíritu Santo esté a su lado, para consolarla y ayudarla a perseverar en la fe, con la seguridad de que en el cielo nos encontraremos con nuestros seres queridos que se fueron antes que nosotros. Jesús nos dice: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” Juan 11:25.

Finalmente, les animo a apoyar en toda forma a su esposo en los asuntos domésticos, en la economía del hogar, en la conducción de la familia, en nuestro deber conyugal y en el trabajo ministerial; a fin de que él se sienta realizado y feliz de tener a su lado a una mujer que lo respalda en todo. Personalmente, me siento satisfecha y contenta de acompañar a Jere, durante ya, cerca de cincuenta y seis años, felizmente casados.

Hermanas, procuremos siempre servir en la obra de Dios, siendo fieles en nuestro rol de mujer, esposa, madre, maestra de nuestros hijos y consejera de las jóvenes de la iglesia del Señor.

 

 

 

*Pacita de Bolaños, junto a su esposo, el pastor Jeremías Bolaños Anaya, ha servido al Señor junto a su esposo desde el año 1966 donde su esposo se ha desempeñado como Pastor en la ciudad de Sonsonate y en el Centro Evangelístico de San Salvador, como director del Sistema de Institutos Bíblicos “Betel” y como ejecutivo. Desde 1994 trabaja como Superintendente General de la Conferencia Evangélica de las ASambleas de Dios de El Salvador.

 

 
 

 

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