WEBMAIL
 

Content on this page requires a newer version of Adobe Flash Player.

Get Adobe Flash player

 
Inicio | Historia | Misión y Visión | Ediciones | Contáctenos | Comisión

BÚSQUEDA POR TEMA :
MINISTERIO
IGLESIA
HISTORIA
ALABANZA
MOTIVACIÓN
FAMILIA
MUJER
SALUD
UNIDAD
JÓVENES




 
 

 

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR:
UN FENÓMENO QUE AFECTA A LA IGLESIA EVANGÉLICA SALVADOREÑA

Por: Evelio Cruz*

 

       En el año 1999 una profesora de tercer grado llevó a una pequeña, - de más o menos nueve años de edad,- a la dirección del colegio que administraba en la ciudad de San Marcos. Dijo: “Mientras hacía revisión general de higiene, descubrí que está niña tiene un golpe en la cabeza, al pasarle la mano se quejó de dolor. Le pregunté qué le había sucedido y no me respondió. Mandé  llamar a su hermana mayor y ésta me contó que el día anterior su papá la castigó”.


Describió cómo el padre había amarrado a su hermana  a un “palo” de café y propinado golpes con un “garrote”, y cómo por más de una hora, la dejó “amarrada” a un  árbol. Con esa información, – continúo la maestra, – seguí examinándola, la pobre criatura estaba toda morada y tenía una cortadura, de más o menos diez centímetros en la espalda. 


El Consejo de maestros decidimos enviarla a la Unidad de Salud para que la examinaran por posibles golpes internos. Después de casi dos horas,  la respuesta fue que no había tal peligro. Al hacer el expediente, el médico se enteró de cómo la pequeña había sido golpeada.


Inmediatamente sugirió que el caso fuera denunciado a las instancias correspondientes. Lo hicimos y durante tres meses, el Estado le quitó al padre la tutela de los niños, y no se los devolvió hasta que se comprometió a no maltratarlos de esa manera tan salvaje. El padre agresor para colmo, era cristiano evangélico y líder de un campo blanco en su iglesia.
Éste es uno de los tantos casos de violencia intrafamiliar que  ocurren en la sociedad salvadoreña, y muy a menudo, - como en el caso citado-, también en la Iglesia. Este flagelo sabe camuflarse sutilmente para pasar desapercibido y no ser descubierto. Lamentablemente, muy pocas personas tienen el coraje de denunciarlo a las instancias pertinentes. Cuando el problema sucede en el seno de una familia cristiana, muy raras veces se denuncia ante los líderes espirituales, mucho menos ante las autoridades, y las víctimas optan por sufrir silenciosamente su calvario, antes que hacer quedar mal a los agresores ante la comunidad cristiana. 

 
                          La violencia intrafamiliar y la Biblia
Este mal se enquistó en la sociedad desde los inicios de la raza humana. La Biblia dice que los hombres contemporáneos a Noé “Se habían corrompido delante de Dios, y la tierra estaba llena de violencia” (Paráfrasis de Gn. 6:11). Esa misma realidad imperaba en los días de Asaf. Éste salmista dice: “…Los lugares tenebrosos de la tierra están llenos de habitaciones de violencia” (Sal. 74:20). Salomón por su parte testifica al respecto diciendo: “Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador” (Ec. 4:1). Por su parte, Isaías profetiza: “Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble” ( Is. 3:5).


No hay duda, que el sabio Dios conocía y conoce el grado de insensibilidad en que los hombres caerían a causa del pecado y la maldad, y el daño profundo y muchas veces irreparable que esto provocaría en la vida de las víctimas de la vorágine de violencia.


                          ¿Qué es la violencia intrafamiliar?
Violencia intrafamiliar “es cualquier acción u omisión, directa o indirecta, que cause daño, sufrimiento físico, sexual, psicológico o muerte a las personas integrantes del grupo familiar”.


Las formas de violencia intrafamiliar son tres: 1. Violencia Psicológica, cuya acción es controlar o degradar las acciones, comportamientos, creencias y decisiones de las personas, por medio de la intimidación, manipulación, amenaza directa o indirecta, humillación o aislamiento.  2. Violencia Física. Es toda acción o comportamiento que amenaza o lesiona la integridad física de la persona.  3. Violencia Sexual. Es obligar a una persona a sostener contacto sexual mediante la fuerza, la intimidación, la coerción, el chantaje, soborno, la manipulación, la amenaza u otro mecanismo.


La violencia intrafamiliar es un fenómeno que tiene sus raíces afincadas en la tradición patriarcal, en que la cúspide del poder familiar está íntimamente vinculada al género masculino. La fe cristiana cree que la autoridad familiar recae sobre el esposo, eso es en principio lo que Dios estableció. ¿Pero… por qué algunos hombres  violentan a los miembros de su familia? Pienso que es por el abuso de poder, la falta de conocimiento y obediencia a la Palabra de Dios, amén, de la pobreza de amor y respeto a la familia.


Otra causa de violencia intrafamiliar, según nuestras leyes, se debe al problema de desigualdad en las relaciones entre hombres y mujeres. Los cristianos estamos claros en este aspecto, pues sabemos que “Para Dios no hay acepción de personas”, por lo tanto, para nosotros tampoco. La Biblia enseña que todos somos iguales delante Dios.


                  ¿Cómo se da la Violencia en el seno de la familia?
La violencia intrafamiliar es un círculo vicioso manifiesto en tres fases claramente observables. En primer lugar se da la Tensión. En esta etapa suceden incidentes menores como: Roces, palabras subidas de tono, discusiones frecuentes y amenazas, entre otros. A veces de manera equivocada se llega a pensar que tal comportamiento se debe a los problemas de trabajo, al estrés, la fatiga y no se reconoce que en realidad, es el inicio de un problema de violencia.


En segundo término se da la Agresión. Ésta se caracteriza por una descarga incontrolable de violencia psicológica, física y ocasionalmente sexual. En esta etapa hay insultos, humillaciones, golpes y maltrato generalizado, que provoca sufrimiento en las víctimas.


La tercera fase es el arrepentimiento y reconciliación. En esta fase se nota un comportamiento cariñoso, amable, de perdón y reconciliación y muchas expresiones afectivas de parte del agresor hacia la víctima. Aquí concluye el ciclo de Violencia Intrafamiliar. Después de esta fase y luego de cierto tiempo, la primera fase reaparece, y ocasionalmente, con manifestaciones de violencia peores que las anteriores.


¿Quiénes son las principales víctimas de la violencia intrafamiliar? Los estudios han comprobado que son los niños, los cónyuges y en porcentaje mayor las mujeres, los ancianos y discapacitados. Todos estamos familiarizados con el tema del maltrato infantil, los conflictos de pareja, y el descuido y abandono al que son sometidos los ancianos y las personas discapacitadas.


¿Qué papel debe asumir la iglesia ante este problema social?
Elsy Carbalho, en su artículo Secretos Bien Guardados: La Violencia Doméstica, dice que “la Violencia doméstica es una problemática social y moral por la que la iglesia está obligada a responder proféticamente con: 1. La denuncia de este terrible secreto. 2. La creación de un plan de intervención bíblico que produzca vida y sanidad para ayudar a esas familias, especialmente a las que están en el seno de la comunidad de la fe”. Con esta declaración, la articulista demanda de la iglesia, un protagonismo más relevante para prevenir, denunciar y tratar este azote, que está provocando sufrimiento en muchas familias cristianas.


Carbalho declara que entre el 30% y 40% de las mujeres latinoamericanas han sufrido algún tipo de violencia intrafamiliar. Menciona el porcentaje de mujeres agredidas y maltratadas en sus casas en diferentes países del continente.  En Chile el 60%; Colombia el 20%; Ecuador el 60%; Argentina el 37% y en Nicaragua el 32% de mujeres, de entre 16 a 49 años, dijeron haber sido maltratadas.


Añade: “Los números son alarmantes, y no debemos pensar que estas cosas pasan solamente en hogares no cristianos, muchas mujeres que sufren violencia doméstica están en las iglesias todos los domingos, algunos agresores hasta tienen puestos de liderazgo en sus congregaciones. La violencia doméstica es uno de los secretos mejor guardados”.


“Según las estadísticas del Concilio Nacional en Contra de la Violencia Doméstica, citadas por Marcia Ford en su artículo “La Violencia Doméstica y la Iglesia”, una mujer es agredida cada 15 segundos en los Estados Unidos. Cada año, casi dos millones de mujeres son agredidas por sus esposos o ex maridos. Un tercio de las mujeres que buscan atención médica han sufrido violencia doméstica”. Se dice que “es la causa número uno de crimen en los Estados Unidos y la que menos se denuncia. Lo más vergonzoso es que muchas de las víctimas y maltratadores son cristianos”. El artículo continua diciendo que “muchas mujeres cristianas han buscado ayuda, pero por estar atrapadas entre su teología y la realidad de su situación, no dan la información necesaria para ser ayudadas”.
Don Sapaugh, presidente del Centro de Tratamiento Rapha en Dallas, Texas, Estados Unidos, dijo que “la renuncia a compartir información es especialmente característico de las esposas de pastores que sufren abuso”. “-Ellas dice- no saben a dónde ir”.


                           La realidad salvadoreña
Según datos de la Policía Nacional Civil, “durante el año 2011 se recibieron un total de 1964 denuncias por violencia intrafamiliar y violencia de pareja. Un promedio de cinco a seis denuncias diarias.
San Salvador es el municipio con mayor cantidad de denuncias, con un total de 451. Usulután con 385, es el segundo departamento que reportó violencia intrafamiliar. El rango de edad en mujeres que  se presentaron a denunciar fue entre 35 a 60 años. Los datos generales de denuncia por edad son: de 0 a 12 años, 6; de 12 a 18, 82; de 18 a 25, 313; de 25 a 35, 528; de 35 a 60, 542; de 60 a más, 105 denuncias.”


“Entre los años 2001 al 2005, se registraron en El Salvador 1234 femenicidios. Muchos de los cuales estuvieron relacionados con la violencia intrafamiliar”. Estos hechos demostraron de parte de los agresores una conducta misoginia, es decir: Un odio, implícito o explícito contra lo femenino, manifestado en rechazo, aversión y desprecio hacia las mujeres.
Líneas atrás decíamos que las potenciales víctimas de la violencia intrafamiliar son las mujeres, los niños, ancianos y discapacitados; si ahondáramos en cada uno de estos segmentos poblacionales, encontraríamos información valiosa sobre nuestro tema, y nos  daríamos cuenta de los alarmantes porcentajes de personas que están siendo violentadas en sus derechos humanos.


Encontraríamos un elevado porcentaje de niños abandonados, abusados, obligados a trabajar, usados como objetos sexuales, incluso, por sus propios progenitores o familiares inmediatos. También nos enteraríamos de cientos de ancianos abandonados a su suerte por sus hijos y que en muchos casos  dependen de la caridad pública para poder subsistir.
La iglesia no debe, ni puede ser indiferente ante esta realidad social  que, - queramos o no-, afecta directa o indirectamente nuestras comunidades cristianas. Los pastores y liderazgo eclesiástico debemos dar una respuesta bíblica y oportuna a las personas golpeadas por este mal social. Jesús nos da la pauta, en Lucas 4:18  dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos”.


Seamos pastores integrales que… “Miramos (…) por todo el rebaño en que el Espíritu Santo nos ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”. (Hch. 20:28)
 En el rebaño tenemos ovejas tiernas, enfermas, heridas que necesitan un pastoreo especial, atento y dedicado. Debes saber que de no atenderlas como merecen, posiblemente perecerán víctimas de los ataques despiadados del mundo, ante la mirada indiferente de la iglesia, que por ignorancia, descuido o negligencia las está dejando perecer, sin brindarles la ayuda tiempo y rescatarlas para el Señor.  

 

*El autor es el Director de la Comisión Nacional de la Revista Luz y Vida de las Asambleas de Dios de El Salvador, para el período 2012-2015.

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

INICIO | HISTORIA | MISIÓN Y VISIÓN | SUSCRIPCIÓN | CONTÁCTENOS | WEBMAIL

luzyvida.com.sv © 2012 All Rights Reserved.